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EL CONTUBERNIO VASCO-NAVARRO

            Comenzó la campaña 2000/01 con la ilusión de que el estreno del nuevo estadio permitiese que la que era décimotercera temporada consecutiva en 1ª división, al menos, no tuviese un final comprometido para salvar la categoría, cosa que estaba sucediendo en las anteriores. Y parecía que así iba a ser, pues los azules afrontaron la última jornada sin saber lo que era ocupar una de las tres últimas plazas de la tabla que condenaban al descenso desde hacía más de ocho meses. Es más, superado el ecuador de la Liga (con la llegada del que sería lamentable episodio del fichaje del inglés COLLYMORE, supuesta estrella que daría la "espantada" al mes de estancia en la capital del Principado), se miraba de reojo a las posiciones que otorgaban la clasificación para disputar la copa de la U.E.F.A.

            El nuevo Carlos Tartiere comenzó siendo un fortín y en su feudo se encadenaron hasta siete triunfos consecutivos tras un empate en la inauguración oviedista como local. Incluso las victorias iban acompañadas de juego brillante y abundancia de goles.

            Por contra, los números del equipo como visitante eran desalentadores, por cuanto se sucedían las derrotas y hasta tuvieron que pasar once encuentros como forastero, para anotar el primer gol.

            El comienzo de la segunda vuelta pareció compaginar una ligera mejoría en los resultados lejos de Oviedo, con el fin de la inexpugnabilidad del nuevo Tartiere y los sueños europeos pronto se desvanecieron.

            Pese a que se afrontó el tercio final de la competición con el único objetivo de lograr la permanencia y de los problemas que brotaron causados por el entrenador Radomir Antic (tanto por el fichaje de COLLYMORE y sus consecuencias como por unas declaraciones suyas a la prensa que dejaban en muy mal lugar a la plantilla, que motivaron un motín en el vestuario y el divorcio entre afición y entrenador), la victoria azul en el Nou Camp por 0-1 (27/05/01) en la antepenúltima jornada liguera, parecía certificar la consecución de la permanencia un año más, al alejarse de las tres últimas plazas, las de descenso.

            Tras ese triunfo, con dos jornadas por delante, esta era la situación de la zona baja de la tabla:

 
13.
R. Valladolid
41 ptos.
14.
R. Zaragoza
41 ptos.
15.
R. Oviedo
40 ptos.
16.
R. Sociedad
40 ptos.
17.
Rayo Vallecano
40 ptos.
18.
Numancia
36 ptos.
19.
Osasuna
36 ptos.
20.
Racing Santander
36 ptos.
 

            La jornada 37ª, con varios enfrentanmientos directos entre implicados, traería hasta Oviedo al ya proclamado campeón R. Madrid. Una victoria de los oviedistas frente a quien nada se jugaba, certificaría la salvación sin tener que estar pendientes de otros resultados. Un gol de JAIME adelantaría a los azules al poco de iniciarse el encuentro en un entregado y lleno campo. Poco después, un claro penalty a «OLI» (que podía haber ido acompañado de la segunda tarjeta amarilla para el madridista HELGUERA, el infractor) fue convertido por el colegiado vasco Losantos Omar en la segunda amonestación para el delantero oviedista. Los merengues ya habían logrado empatar. Pese a jugar en inferioridad numérica, abundaron las ocasiones de los locales (una de JAIME a puerta vacía resultó clamorosa). Pero el encuentro terminó 1-1 y los resultados de otros campos impidieron celebrar la consecución de la permanencia.

 
expulsión de Oli
 
Losantos Omar a punto de dejar a los oviedistas con diez tras no señalar el claro penalty
 

            El Rayo sí la logró al derrotar 2-1 al Numancia, con lo que este descendía junto al Racing (al perder en Málaga por el mismo tanteo). Faltaba un acompañante.

            La R. Sociedad visitó San Mamés, donde un "dadivoso" Ath. Bilbao no opuso mucha resistencia, como se temía. La cómoda victoria donostiarra por 1-3 suponía su salvación.

            La derrota del R. Zaragoza (1-0) en Pamplona dejaría con riesgo de descenso a ambos junto a los vallisoletanos (que sólo habían podido empatar 2-2 con el Barcelona). Cuatro equipos intentarían evitar la tercera y última plaza de descenso. Así estaba la clasificación, con un Real Oviedo más próximo que nunca en toda la temporada al abismo, dependiendo de sí mismo pero con todos los averages en contra, por cuanto saldría perjudicado en todos los empates:

 
15.
R. Valladolid
42 ptos.
16.
R. Zaragoza
41 ptos.
17.
R. Oviedo
41 ptos.
18.
Osasuna
39 ptos.
19.
Racing Santander
36 ptos.
20.
Numancia
36 ptos.
 

            Los carbayones viajaban a Mallorca en la última jornada para jugar frente al tercer clasificado (con opciones de acabar subcampeón de ganar y a expensas de una derrota del Deportivo cosa que no se produciría). No había más esperanza que ganar, por cuanto, tras lo ocurrido en Bilbao entre los equipos vascos, se daba por hecha la victoria pamplonica en su viaje a San Sebastián, como colofón de lo que se bautizó como el "contubernio vasco-navarro". Y a fe que se cumplieron las sospechas, si bien la desfachatez que acompañó la victoria de los pamploneses por 0-1, excedió todas las expectativas. Con el campo de Anoeta celebrando y coreando las jugadas osasunistas y los jugadores realistas llegando a convertir un saque de esquina en las postrimerías del partido en un cesión al guardameta propio, se cumplió un bochornoso espectáculo sin el menor de los miramientos.

            Aquel 17 de junio, el R. Valladolid se salvó pese a perder en el Bernabéu 2-1 y el R. Zaragoza corrió la misma suerte aunque no pasase del empate 1-1 como local en su enfrentamiento ante el Celta. Todo ello merced a la derrota oviedista en las islas por 4-2 en un partido que se puso demasiado cuesta arriba cuando, ya en la primera parte, quedó en inferioridad numérica por la expulsión de RABARIVONY en la jugada que supuso el penalty que hizo subir el 1-0 al marcador.

            La clasificación final quedó así:

 
15.
Osasuna
42 ptos.
16.
R. Valladolid
42 ptos.
17.
R. Zaragoza
42 ptos.
18.
R. Oviedo
41 ptos.
19.
Racing Santander
39 ptos.
20.
Numancia
39 ptos.
 

            Los errores propios no pueden obviarse (se hubiese logrado la permanencia ganando en Palma al Mallorca que entrenaba Luis Aragonés) y no sería de recibo decir que los evidentes y reiterados "apaños" entre los equipos vascos y navarros (junto a determinadas decisiones arbitrales) fueron los que llevaron al Real Oviedo a 2ª división. Pero la desfachatez de su actitud y el regocijo con el que escenificaron la farsa sin el menor rubor, hizo mucho más doloroso un descenso que llegó en el momento más inesperado, en una temporada en la que no se ocupó puesto de descenso más que esa última y fatídica jornada y de manera testimonial tras la 3ª.

            Muchos fueron los factores que culminaron con el desenlace final del descenso, recordándose una y otra vez la importancia de la derrota por 2-3 frente al Osasuna en la 2ª vuelta, cuando al descanso se había llegado con ventaja local de 2-0. Aquella nefasta segunda mitad se convertiría a la postre en determinante. Pero la citada falta del más mínimo disimulo en la representación de la farsa, fue lo que más resquemor causó. A fin de cuentas las ayudas entre equipos vascos y de su entorno, cuando alguno de ellos puede permitirse el lujo de no disputar unos puntos que le son necesarios a otro, son algo habitual, a diferencia de lo que sucede entre clubes de otras latitudes, donde las acciones antideportivas buscan precisamente lo contrario: perjudicar al vecino (recientes estaban en la retina de los oviedistas las indolentes actuaciones del R. Betis y del Sevilla frente a Sporting y Real Oviedo, respectivamente, para perjudicar al otro equipo de la ciudad).

            El hecho incuestionable era el de que cuando el Real Oviedo había estado virtualmente descendido en alguna de las campañas anteriores, salvándose in extremis, el descenso a 2ª división llegó casi por sorpresa en la temporada en que menos se esperaba, después de no haber ocupado plaza de descenso durante casi toda ella.

            La triste noche en Palma de Mallorca, paradójicamente el mismo lugar del ascenso trece años antes, aunque en un estadio diferente, iba a suponer el pistoletazo de salida al periodo más horrible de la historia de la entidad.

 
Esteban llorando
presidentes Osasuna y R. Sociedad
 
mientras el oviedismo lloraba el descenso en Palma
los presidentes osasunista y realista se congratulaban
 
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