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EL FIN DE UNA ERA: DESCENSO A 2ª DIVISIÓN

alineación 2/07/1950
 
DE PIE: Peñalosa, Castillo, Argila, "Falín", Artiles, Diestro
AGACHADOS: Sansón, "Antón", Sará, "Herrerita", Salaberry y Zuppo; METROPOLITANO (2/07/1950)

            La temporada 1949/50 había sido calamitosa: sólo cuatro victorias y último puesto en la clasificación. La veteranía de algunos integrantes ilustres de la plantilla junto a los que ya no estaban y habían sido protagonistas de la época más brillante de la entidad (pese a que sólo un año atrás se había alcanzado la quinta plaza) llevó a lo que iba a ser el primer descenso en la historia tras más de tres lustros en la elite.

            Sin embargo, tras muchos meses de discusiones sobre la ampliación o no del número de equipos que debían conformar la máxima categoría, la Federación decidió ampliar la 1ª división de 14 a 16 equipos (se rumoreó que tuvo alguna influencia la condición de ovetense de la entonces primera dama del Estado) y acuerda eliminar el descenso automático de los dos últimos clasificados, G. Tarragona y Real Oviedo, si bien establece que deberán jugar una eliminatoria a partido único frente a los dos mejores clasificados de 2ª división por detrás de los que ya se habían ganado el ascenso (Santander y Lérida).

            Así, el Alcoyano se enfrentaría al G. Tarragona en Barcelona (6-3 para los levantinos y los catalanes que no podían salvar la categoría pese a tener esa segunda oportunidad) y el Real Oviedo al R. Murcia en Madrid el día 2 de julio.

            En una tarde de calor asfixiante donde el sol parecía quemar, se presentó el Oviedo a jugar su partido en el estadio Metropolitano ante menos de 5.000 espectadores que estaban más pendientes de comentar la noticia que se estaba festejando por las calles de la capital y por toda España: se acababa de oir por radio la retransmisión de Matías Prats del partido que la selección nacional había ganado a Inglaterra en Maracaná en el mundial de Brasil merced al famoso gol de ZARRA a WILLIAMS.

            El Oviedo era el claro favorito y se presentó con no pocas ínfulas. Nadie dudaba de la victoria y, una vez más, la confianza desmedida jugó una mala pasada. Junto con la actuación de los murcianos y un poco de desdicha (en una época en que no se permitían todavía las sustituciones, «ANTÓN» jugó casi todo el partido lesionado y «HERRERITA», que actuó como delantero centro y casi no había jugado en toda la temporada por sufrir una hernia inguinal, tuvo que retirarse lesionado a los 15 minutos, los últimos minutos que jugaría con la elástica oviedista, no sin antes haber estrellado el balón en la madera de la portería pimentonera) el Real Oviedo daba con sus huesos en la 2ª división por primera vez desde el ascenso en 1933. Se cumplía una especie de premonición que decía que cuando «HERRERITA» y «EMILÍN» abandonasen el Oviedo, éste se iría a 2ª división. «EMILIN» ya había quedado desvinculado del club un año atrás y el adiós de «HERRERITA», reapareciendo cuando no estaba en condiciones, en un día tan triste, hacía que el equipo abandonase la categoría de la misma mano de quien le hizo entrar en ella por la puerta grande 17 años atrás.

            En realidad se podía decir que ambos se habían despedido el 24 de abril de 1949 jugando un partido de copa en Atocha. Tras aquel partido «EMILÍN» causó baja y durante el encuentro, el defensa de la Real Sociedad CAEIRO le había hecho una brutal entrada a «HERRERITA» haciéndole caer al suelo. Pese a que lo intentó, no pudo levantarse y los fuertes dolores y el hecho de que los médicos no diagnosticaran la dolencia le hicieron acudir a un curandero que le agravó aún más la lesión hasta que pasó por el quirófano poco antes del decisivo partido de promoción frente al Murcia. El mejor interior izquierda asturiano de todos los tiempos había jugado aquella tarde en San Sebastián su último partido en plenitud de condiciones (pese a que estaba a punto de cumplir los 35 años, todavía marcaba diferencias cuando las brusquedades de los defensas rivales no se lo impedían).

            El 31 de julio de ese fatídico 1950 una tragedia personal acompañaba a la deportiva y se conocía la noticia del fallecimiento de Carlos Tartiere en Gijón. Ya nada volvería a ser igual.

 
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