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El Requexón
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NUEVO CONSEJO, MÁXIMO BOCHORNO Y DE NUEVO AL BORDE DEL CAOS

consejo de Alberto González
 
J. Ramón Prado, Ataulfo Valdés, Alberto González, Dámaso Bances, Carlos Bernardo, José Costas y Ángel Martín Vaca, integrantes del consejo de admon.

            El desembarco en la sociedad como máximo accionista de Alberto González en enero de 2006 con el equipo militando en 2ª división "B" no supuso, en contra de lo que se esperaba, el fin de los quebraderos de cabeza que tanto en el ámbito deportivo como en el extradeportivo llevaban acosando al oviedismo ininterrumpidamente desde el inicio del siglo XXI. Y ello pese a sustituir a quienes se habían ganado a pulso ser considerados los dirigentes más dañinos de la historia oviedista hasta entonces, con el dudoso mérito que ello suponía visto el nivel existente. La ilusión inicial se desvaneció pronto: el equipo descendería a 3ª división al final de esa campaña, los cambios en la presidencia serían continuos dando una penosa imagen, las desafortunadas decisiones tomadas producirían el bochorno del oviedismo en más de una ocasión, y el Real Oviedo seguiría siendo objeto de luchas políticas, en esta ocasión cambiando el protagonista del bando contrario.

            Con el equipo agonizando en la zona baja, el tramo final de la temporada 2006/07 en 2ª división "B" iba a resultar calamitoso. Las medidas tomadas por los nuevos dirigentes (dos cambios en el banquillo y algún sorprendente fichaje que nada resolvió), lejos de reconducir la situación la iban a agravar, certificándose algo impensable hasta en la peor pesadilla del más pesimista de los oviedistas: el descenso a 3ª división por deméritos deportivos.

            El cambio en la presidencia batiría récords: tres en cuatro meses. Y es que Alberto González rehusó ocupar el puesto y prefirió quedarse en un segundo plano de cara a la galería. La figura del "presidente florero" volvió a cobrar protagonismo. "Toni" Fidalgo duró menos de un mes y Miguel Cano (que pasaría a la historia por protagonizar episodios nada edificantes y varias bufonadas como la de renunciar a una ampliación de capital de mayor cantidad pese a los apuros económicos existentes afirmando textualmente que "para qué quería más dinero") poco más, antes de que Dámaso Bances ocupase el sillón. Al final y como consecuencia de la soledad en que se quedó, el propio Alberto González ocupó la presidencia, si bien sería su socio Ángel Martín Vaca quien estuviese al frente de la entidad (Alberto González terminaría desaparecido, prófugo de la justicia para librarse de una condena de cárcel por delitos fiscales).

            Si económicamente el despilfarro iba a ser lo normal (el dinero de dos ampliaciones de capital pronto se esfumó: el de la primera por parte del anterior consejo —que no había cumplido casi con ninguna de sus obligaciones financieras—, y el de la segunda, en gran parte malgastado por el nuevo), deportivamente las cosas también irían mal, estando al frente de las decisiones un personaje —Juan M. Mata— que, pese a no tener cargo oficial en la entidad y ser simplemente el asesor personal del máximo accionista por su relación de amistad, iba a ser la figura angular en el ámbito deportivo. Uno de los que esquilmaron el Requexón en el verano de 2003 pasaba a ser quien marcaba las directrices de la política deportiva, aprovechando para "colocar" en la entidad jugadores de dudosa valía de su cartera como representante futbolístico. El sinsentido llegó al extremo de que la entidad llegó a tener formalmente al frente del organigrama a un sportinguista reconocido como Ismael Díaz Galán, y en la sombra a quienes se habían posicionado pocos años antes en favor de la desaparición del Real Oviedo y en beneficio del conocido como "engendro" del Oviedo A.C.F. Personajes que tanto daño le habían ocasionado a la entidad como "Nacho" Canal (famoso entonces por su labor para convencer a los jugadores de las categorías inferiores del club azul de que lo abandonasen) y otros, regresaban al club de su mano, mientras muchos de los que sí habían demostrado su oviedismo como "Javi" Amieva, "Quico" Arias o "Monchu" eran despedidos. Hasta fueron contratados para trabajar con las categorías inferiores exjugadores de triste recuerdo como "Manel", uno de los causantes del descenso administrativo a 3ª división.

 
De Lorenzo y Alberto González
Juan Mata e Ismael Díaz Galán
 
Gabino de Lorenzo y Alberto González
Juan M. Mata e Ismael Díaz Galán
 

            Si se buscase una palabra para definir la gestión de Alberto González ésta sería: ESPERPENTO. Cada nueva noticia que aparecía ponía a temblar a los aficionados. Desde las desafortunadas gestiones para comprar una plaza en una categoría superior o la adquisición de un autocar de lujo para los desplazamientos del equipo cuando militaba en 3ª división, por el precio que costaba algo sí tremendamente necesario como era la sustitución del césped sintético del campo nº 3 del Requexón, y que se hizo famoso por la gran cantidad de averías que sufría, pasando por el anuncio de que el equipo haría la pretemporada en el Caribe tras haber firmado un convenio con varios clubes de la República Dominicana, la ocurrencia de fichar para el banquillo a un entrenador "mediático" como el "Lobo" Carrasco (el cual, al margen de dejar constancia durante su permanencia en el club de una, cuando menos, deficiente consideración en lo personal, tuvo gran parte de culpa en el penoso espectáculo ofrecido por el equipo sobre todo en la fase de ascenso contra el Caravaca, y que condenaría a los azules a repetir de nuevo el paso por la 3ª división en la temporada 2008/09), los vergonzosos anuncios oficiales realizados mediante cartas a los medios de comunicación, las bochornosas gestiones llevadas a efecto (por ejemplo una supuesta adquisición de un marcador electrónico que sólo estuvo un partido en el estadio), un recurso presentado ante la Federación reclamando la victoria en un encuentro frente al Toledo suspendido por la nieve basado en una normativa inexistente, la acumulación en la entidad de cargos remunerados totalmente prescindibles por quienes tenían como único mérito ser familia del máximo accionista (una prima de Alberto González llamada Paula Calleja fue nombrada portavoz del consejo, poniéndose en evidencia reiteradamente cada vez que intervenía con unos comunicados surrealistas y hasta con faltas de ortografía), las denuncias interpuestas contra diversos aficionados por ser críticos con su gestión, el desprecio continuado hacia los seguidores, no saber que el club estaba clasificado para disputar la Copa del Rey de la temporada 2011/12, una sangrante política de precios, y un largo etcétera de situaciones sonrojantes.

            En el ámbito político, las relaciones de la sociedad con los principales dirigentes iba a dar un vuelco total. Al tiempo que el alcalde Gabino de Lorenzo cambió su postura intentando aparecer como un oviedista ejemplar pretendiendo hacer olvidar lo sucedido en el pasado reciente cuando fue uno de los principales actores que buscaron la desaparición del Real Oviedo (el apoyo económico hacia la entidad adquiriendo acciones iba a suponer un cheque en blanco para que su amigo personal Alberto González certificase su posición de dominio absoluto en el nuevo mapa accionarial, sin aceptar las numerosas peticiones que se le hicieron para que el dinero de todos los ovetenses sirviese para fiscalizar a unos gestores que no hacían otra cosa que dilapidar), el Principado de Asturias, con su presidente Vicente Álvarez Areces al frente, pasó a darle la espalda de una manera injustificable, desentendiéndose totalmente de los convenios firmados con el Real Oviedo cuando era el alcalde Gabino de Lorenzo quien buscaba la desaparición del club. El respaldo económico con subvenciones hacia el Sporting de Gijón y la utilización en su beneficio de los medios de comunicación autonómicos iban a resultar escandalosamente descarados, apostando sin el menor rubor por imponer un equipo único en Asturias. "Tini" Areces llegaría al extremo de aparecer en la sala de prensa del Molinón tras un partido del equipo sportinguista o de negarse a ser fotografiado con los componentes del equipo oviedista cuando éstos derrotaron al Sporting en la XI edición del trofeo Principado de Asturias.

            La judicialización de la entidad seguiría, del club frente al Principado por las reclamaciones sobre incumplimiento de contratos y a nivel personal con las numerosas causas protagonizadas por Alberto González con sus negocios privados y las condenas hasta de cárcel por fraude fiscal que le llevaron a fugarse del país declarándose una orden de busca y captura de ámbito internacional.

 
Areces
Alberto González entra en el Juzgado
 
Areces en la sala de prensa del Molinón tras jugar el Sporting
Alberto González entrando en los Juzgados
 

            El estrepitoso fracaso del invento puesto en marcha con Carrasco en el banquillo condujo a poner un mínimo de coherencia para la temporada siguiente. Con José Manuel Martínez como nuevo director deportivo (otro de los que abandonaron la entidad en 2003 que regresaba tras su paso por el Oviedo A.C.F.) y con Raúl González en el puesto de entrenador, haciendo las cosas simplemente con normalidad, sin buscar la cuadratura del círculo, un año después se pudo salir de la 3ª división, no sin sufrimiento, pues si bien la Liga regular fue un paseo y los oviedistas marcaron los mejores números del fútbol nacional (103 puntos en 38 jornadas con una única derrota y 100 goles anotados), el ascenso se certificó en una tanda de penaltis en Palma de Mallorca al detener AULESTIA el definitivo.

            Con el retorno a la 2ª división "B" en la campaña 2009/10, la intromisión de nuevo en las decisiones técnicas de Alberto González siguiendo las recomendaciones de un Juan M. Mata que continuaba haciendo negocio llenando equipos como el filial de futbolistas —mayoritariamente extranjeros— de su agenda, llevó de nuevo a que se diesen palos de ciego. El entrenador Raúl González fue renovado en virtud de la cláusula de su contrato que recogía tal situación en caso de ascenso de categoría, pero como no contaba con el respaldo del máximo accionista ni con el de su asesor, la destitución estaba cantada desde el inicio de temporada. Sin que hubiese contestación por parte de la afición hacia el banquillo, el cese iba a traer consigo una nueva situación esperpéntica por cuanto el club tardó dos semanas en designar sustituto. En el Requexón, la gestión de José Manuel Martínez llevó a que los resultados de las categorías inferiores fuesen negativos en grado sumo hasta el extremo de que el primer equipo juvenil de la casa descendió por primera vez en toda su historia abandonando la División de Honor y de que el equipo filial estuviese a punto de bajar a categoría regional.

            La calamitosa actuación de un consejo lleno de palmeros donde únicamente Alberto González y Ángel Martín Vaca mandaban trajo consigo un creciente caos que motivó que se repitiesen sutuaciones del pasado, con una profunda crisis social y una afición que volvió a manifestarse en el estadio y en la calle temerosa de nuevo de que el Real Oviedo corriese la misma suerte a la que los mismos dirigentes habían condenado al histórico club de balonmano de la ciudad, el Naranco: la desaparición.

 
pancartas contra Alberto González
manifestación frente al ayto.
 
la contestación en la grada fue apabullante
manifestación frente al Ayto. de Oviedo
 

            Con una situación financiera alarmante, tras vender los pocos activos que le quedaban al club (marcas y símbolos fueron adquiridos por el Ayuntamiento), la viabilidad de la sociedad volvió a estar muy en entredicho tras aumentar escandalosamente la deuda en un tiempo récord (el desfase en los presupuestos llegó a alcanzar el 45.000% pese a los continuos maquillajes de las cuentas), mientras el alcalde de la ciudad Gabino de Lorenzo —que había manifestado que el club estaba "en muy buenas manos"— seguía de brazos cruzados sin intervenir pese a representar el 21% del capital social de una entidad que se las veía y se las deseaba para cubrir el tercer puesto en el consejo al que obligaban los estatutos (Alberto González y Ángel Martín Vaca se quedaron solos) teniendo que recurrir a pesonas jurídicas (empresas creadas por ellos).

            Y en lo deportivo el esperpento siguió siendo el pan nuestro de cada día, con el director deportivo José Manuel Martínez tomando las riendas desde el banquillo de un primer equipo que tuvo más de cincuenta caras nuevas en cuatro temporadas, en la campaña 2010/11 al ser cesado "Pichi" Lucas, con unos resultados calamitosos, incapaz de obtener un triunfo como local en tres meses y medio, ocupando el banquillo en la mayor de las muchas humillaciones sufridas en los últimos años (la derrota liguera en el Tartiere ante el filial sportinguista) y dejando al equipo en caída libre hacia un nuevo descenso a 3ª división que se evitó in extremis con la llegada de "Pacheta" como nuevo entrenador, con quien el equipo sumó en trece partidos, diez victorias, dos empates y una única derrota.

            A finales de 2010, con una situación prácticamente insostenible y con la afición repitiendo su lucha de 2003 convocando manifestaciones y haciendo que transcendiese a nivel nacional lo que estaba ocurriendo, la aparición del grupo mexicano Pegaso dispuesto a adquirir el paquete accionarial mayoritario parecía que iba a suponer la salida de la entidad del más dañino gestor de la historia oviedista. Pero, como no podía ser de otra manera estando por medio Alberto González, la ilusión que había renacido entre la afición duró poco al no llegar a buen término las negociaciones pues al conocido como "magnate de San Claudio", entre otras cosas, pretendió ocultar la pignoración que pesaba sobre las acciones que quería vender, lo que sembró la lógica desconfianza entre los compradores, echándose atrás en sus intenciones.

 
concentración diciembre 2010
 
con ese cartel y ese lema (izqda.) la concentración ante la fachada del estadio (dcha.) supuso el momento que parecía definitivo para forzar su salida
 

            Tras mentir constantemente sobre su deseo de vender y unas supuestas ofertas para la adquisición de unas acciones cuyo desproporcionado precio de venta las convertía en invendibles, Alberto González y Ángel Martín Vaca volvieron a afrontar la campaña 2011/12 al frente, sin hacer frente a las obligaciones económicas alcanzando niveles de endeudamiento alarmantes ante la impasibilidad de Gabino de Lorenzo, siguiendo como responsable deportivo el mismo de los anteriores fracasos, José Manuel Martínez, cada día que pasaba más especializado en encrespar a la aficionados con sus decisiones a la hora de realizar las planificaciones deportivas de una entidad cada vez más amenazada de muerte.

 

            Sólo con la llegada a la alcaldía de Agustín Iglesias Caunedo el consistorio tomó partido y en colaboración con los aficionados (la asociación de peñas lideró el trabajo para agrupar las acciones que permitiesen superar el porcentaje controlado por Alberto González) se pudo por fin forzar el cambio. El 12 de julio de 2012 se celebró la junta de accionistas que permitió poner al frente un nuevo equipo dirigente, una junta que se celebró con más de siete meses de retraso y que tuvo que ser convocada bajo la amenaza de que fuese instada por vía judicial, en la que desde el ayuntamiento se apostó en última instancia por "Toni" Fidalgo como cabeza visible del nuevo consejo. Tal era el abandono en que habían dejado al Real Oviedo.

 
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