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EL AÑO QUE VIVIMOS PELIGROSAMENTE

alineación 31/08/2003
 
DE PIE: Jon Carrera, Recamán, "Luismi", Paul, "Rafa" Ponzo, Merino
AGACHADOS: "Manu", Armando, Aláez, Granada y "Kily"; CARLOS TARTIERE (31/08/2003)

            La formación de la fotografía superior pasará a la historia del Real Oviedo y será inolvidable para todos los presentes en aquella tarde en la que el club debutaba en 3ª división, algo inimaginable ni en la peor de las pesadillas. La disputa de aquel encuentro supuso la primera de las batallas ganadas en la larga lucha por la supervivencia de la entidad, más amenazada que nunca tras los sucesos de aquel verano de 2003.

            Tras los penosos acontecimientos que culminaron con el descenso federativo, a primeros de agosto la situación era totalmente descorazonadora:

- En pocos meses se había perdido deportivamente la categoría de la 2ª división "A", por segunda vez en la historia, y la de 2ª "B" administrativamente por la injustificada negativa de la totalidad de los integrantes de la plantilla a retirar las denuncias interpuestas por impago de cantidades, tras rechazar en última instancia unas garantías que eran más que suficientes. De competir (algo que parecía casi imposible) habría que hacerlo en la 3ª división asturiana, categoría donde, por ejemplo, se encontraba el equipo filial.

- Esos mismos jugadores, apoyándose en una normativa sectaria y contraria a Derecho y con la convicción de que la vida del Real Oviedo había llegado a su fin, se desvincularon unilateralmente del club, abandonándolo para fichar por otros equipos con los que, en muchos casos y como se sospechaba, tenían apalabrados acuerdos con anterioridad. La primera plantilla se quedó sin efectivos y ante la machacona e interesada insistencia de que la sociedad estaba viviendo sus últimos días, muchos de los jugadores de los equipos de las categorías inferiores también abandonaron la entidad. La que se había convertido, tras un duro trabajo de muchos años, en una cantera que proporcionaba excelentes jugadores y que había hecho que los equipos de categorías inferiores de la casa azul se proclamasen campeones de Asturias en todas las categorías, estaba viendo como en un tiempo récord, estaba siendo desmantelada, esquilmada por otros equipos que "pescaban" en rio revuelto.

- La entidad estaba, desde primeros del mes de julio, inmersa en un proceso de suspensión de pagos e intervenida judicialmente, como primera medida del plan auspiciado desde el Ayuntamiento para reflotar la sociedad. El plan se había acordado pocos meses atrás, en plena campaña electoral y Gabino de Lorenzo, el alcalde promotor que había resultado ampliamente reelegido, cumplido el fin buscado, no tardó en desentenderse absolutamente del mismo para poner en marcha el plan que ya había apuntado con anterioridad, esta vez sin el menor disimulo.

- Sin jugadores, con las instalaciones en lamentable estado, semiabandonadas y con los medios de comunicación municipales y otros, supuestamente independientes, como el diario LA NUEVA ESPAÑA (el de mayor tirada en la región) haciendo campaña para convencer a los indecisos de que el Real Oviedo era historia, ocultando incluso cualquier referencia que pudiese hacer ver que el óbito no se había producido, pasaron los primeros días de agosto con el oviedismo inmerso en una especie de estado de shock. La emisora de radio municipal llegó a difundir la noticia falsa de que se estaba procediendo a la firma de una especie de capitulación por la que se cedían las marcas y las señas de identidad así como los derechos sobre los jugadores de la cantera al que debería ser el nuevo equipo de la ciudad.

- Y mientras, desde el Ayuntamiento se procedía a impulsar el autoproclamado como "proyecto ilusionante, limpio y transparente" de ese nuevo Oviedo que debería ser "el Oviedo de siempre" como se anunció en el eslogan de la campaña, sobre las cenizas del Astur, el entrañable equipo del barrio de la Argañosa al que en una bochornosa asamblea de socios en la que su presidente Mario Rodríguez del Amo, con las delegaciones de votos necesarias para asegurar la aprobación del plan y siguiendo las órdenes marcadas desde la alcaldía, convirtió en un equipo nuevo bautizado, para aumentar la confusión, como Oviedo A.C.F. El Astur dejaría de lado, además del nombre, su indumentaria (camiseta roja y pantalón azul) y sus símbolos. Pasaría a vestir con los colores del Real Oviedo y cambiaría su escudo por uno burdamente plagiado del oviedista.

 

            Desde el Ayuntamiento no se escatimaron esfuerzos para que su proyecto triunfase, poniendo a disposición del bautizado por la afición oviedista como "el engendro", todos los medios a su alcance: campañas de capatación de abonados en todos los medios de comunicación (aunque se incrementó artificialmente el número regalando gran número de carnets y haciendo abonados a los empleados de las empresas vinculadas al consistorio, en muchos casos sin su conocimiento), locales municipales y todo aquello que ayudase en el intento de arraigar la nueva entidad en la afición oviedista. La campaña propagandística se apropió de toda la historia oviedista y trató de aprovechar el apoyo de figuras legendarias de la historia azul, operación a la que tristemente se prestaron algunos como «ANTÓN» (nombrado presidente de honor), «SARÁ», ARGILA, LOMBARDÍA... o CARRETE, a quien se le nombraría director deportivo. Hasta «BERTO», el jugador que más veces había defendido la elástica azul, sería fichado como reclamo por el Oviedo A.C.F. en un intento desesperado de que los aficionados se cambiasen de bando. Fue el gancho principal de los muchos jugadores que con pasado oviedista recalaron en él. Otros muchos personajes de ámbitos más o menos ajenos al del fútbol, de otros deportes, políticos o representantes de organismos representativos de las fuerzas vivas de la ciudad, tampoco lo dudaron y se pusieron del lado del alcalde apoyando su proyecto.

            Afortunadamente la afición oviedista no hizo lo mismo y se rebeló ante el triste espectáculo que se estaba viviendo. En cuestión de horas y por todos los medios imaginables (desde el boca a boca, mensajes SMS o mediante internet a través del foro de la Página del Oviedín, que jugó un papel determinante) se comenzaron a organizar reuniones en el Tartiere en las que todo eran ofrecimientos para trabajar desinteresadamente para que el equipo saliese adelante, concentraciones en la calle y manifestaciones. Justo es decir que tampoco faltaron personajes de la historia azul que apoyaron desde el primer día la lucha por la salvación del club, como fueron ALARCÓN, IRIARTE o Ramón Ángel HICKS (casualmente, la mayoría residentes lejos de Oviedo, donde parecía vivirse un clima de régimen pseudocaciquil, que dificultaba la manifestación de ideas contrarias a las que procedían de la alcaldía).

 
reportaje en INTERVIU
 
numerosas publicaciones nacionales e internacionales se hicieron eco del asombroso caso del Real Oviedo
 

            Para que todo estuviese en contra, la Federación Asturiana de Fútbol daba a conocer que, de iniciar la competición en 3ª división, el Real Oviedo lo haría con 6 puntos de sanción a instancias de los organismos internacionales por deudas con equipos yugoslavos por antiguos traspasos. También, y a diferencia de lo que ocurriría después en otras comunidades en casos similares, los federativos asturianos no tuvieron ninguna consideración hacia la entidad, exigiendo escrupulosamente la presentación en tiempo y forma de todos y cada uno de los requisitos necesarios para proceder a la inscripción del club en competición, para lo que hubo que salvar, in extremis, múltiples problemas.

            La modélica respuesta de la afición animó a dar el paso al frente y anunciar la puesta a la venta de los abonos, algo que, pese a haber sido anunciado en la última junta de accionistas que, aunque en 3ª, el equipo saldría a competir, el presidente Manuel Lafuente no acababa de tener nada claro. Desde el primer día se formaron largas colas para retirarlos en unas improvisadas oficinas habilitadas en el Carlos Tartiere, pese a que no se sabía en qué condiciones se podría competir. Contra reloj, el entrenador Antonio Rivas y su segundo Pedro Luis González comenzaron a trabajar para formar una plantilla que pudiese enfrentar la competición. Pese al precariedad de medios (hasta el Ayuntamiento había intervenido para que se cortase el suministro de energía en las instalaciones auxiliares del club, donde los aficionados trabajaban sin descanso para que pudiesen ser utilizadas) y lo avanzado de la fecha, con los pocos jugadores que se habían quedado del filial (algunos como DIEGO CERVERO demostraron su amor al club firmando en blanco sus contratos) y los que se pudieron fichar en una quincena de locura, se buscó reunir el número mínimo de jugadores que pudiesen afrontar el primer partido de liga contra el Mosconia el 31 de agosto en el Tartiere. Puede decirse que no había otras pretensiones.

 
A. Rivas
bailarina
 
las precarias condiciones en que tuvo que trabajar Rivas
retirada por la policía por llevar una camiseta oviedista
 

            Superando todas las adversidades, sin apenas pretemporada y tras tener que tomar dolorosas decisiones como la de prescindir de varios equipos de las categorías inferiores, entre ellos de un filial, el Real Oviedo "B", que tenía más de 60 años de existencia, llegó el día señalado y ante unos 5.000 espectadores, once desconocidos jugadores para el grueso de la afición (y casi entre ellos) vestidos de azul, saltaron al maltrecho césped de un semiabandonado Carlos Tartiere para enfrentarse al Mosconia de Grado. Ese momento, junto con el posterior al gol marcado por «KILY» que supondría el 1-0 con que concluyó el encuentro, quedarán para siempre marcados en la historia del Real Oviedo. Nunca se había estado tan abajo deportivamente, pero nunca el movimiento oviedista había tenido tanta fuerza. Fuerza que ayudaría en gran medida a que el equipo se superpusiera a todo y a todos y remontase hasta el inesperado extremo de proclamarse campeón batiendo sucesivos récords. La temporada concluiría con 10.871 abonados. Las entradas habituales en los partidos como local oscilaron en torno a los 8.000 asistentes de media, casi siempre por encima de las que se registraban en la totalidad de partidos de 2ª división, llegando hasta los 16.573 espectadores que acudieron al partido en el que el equipo usurpador visitó el Tartiere. Los campos del resto de equipos de la competición vieron como eran invadidos pacíficamente por la que se bautizó como la "riada azul", que en un número medio de 2.000 personas acompañó a su equipo por toda Asturias. Los oviedistas jugaron siempre en casa.

            Pese a la existencia de una represión propia de tiempos pasados que se creían olvidados, se llegó al extremo de expulsar del desfile del día de América en Asturias a una bailarina por el simple hecho de vestir una camiseta del Real Oviedo, los oviedistas se rebelaron y se echaron a la calle en distintas manifestaciones. Las banderas oviedistas colgaron de multitud de balcones y ventanas; las camisetas azules proliferaron más que nunca con mensajes que se llegaron a hacer famosos como el que rezaba "YO NO ABANDONÉ AL R. OVIEDO EN 3ª DIVISIÓN" y los gritos de "VOLVEREMOS", "SÓLO HAY UN OVIEDO" o el "GABINO JÓDETE" que recordaba el fracaso del proyecto impulsado por quien se había convertido en principal enemigo del club, estaban a la orden del día. Además, para ayudar a solventar la difícil situación económica se pusieron en marcha iniciativas como la colocación de urnas en el estadio o la realización de rastrillos donde se vendían diversos productos sin que importase que estuviesen descatalogados o defectuosos.

            Se dieron situaciones tan pintorescas como la producida cuando los aficionados trabajaron a destajo para retirar el manto de nieve que cubría el Tartiere y que se pudiese disputar el partido contra el U.P. Langreo. O cuando el Real Oviedo rindió visita al equipo nacido para usurpar su sitio; el partido se disputó en las pistas de atletismo de San Lázaro, donde jugó toda la temporada tras el fallido intento de hacerlo en el Carlos Tartiere y de donde habían sido desalojados los atletas por mandamiento municipal. Allí fueron miles los oviedistas que animaron a su club desde las afueras, al no facilitar el equipo local apenas localidades, tras realizar una marcha por las calles de la ciudad.

 
urna
nevada
rastrillo
     
una de las urnas recaudatorias
aficionado retirando nieve
imagen de uno de los rastrillos organizados
     
San Lázaro
Ávila
 
aficionados en San Lázaro y exteriores
la "riada azul" alcanzaría su zénit en Avila
 

            La sorprendente buena marcha deportiva de una plantilla que acabaría estando formada por 13 incorporaciones (la mayoría de última hora, a finales de aquel mes de agosto de locura) y 10 jugadores del filial, convivió con éxitos en los muchos frentes que el club tenía abiertos, superando satisfactoriamente etapas en el proceso de suspensión de pagos (pese a las múltiples trabas recibidas desde ámbitos municipales, que llegaron incluso al extremo de falsificar documentos públicos para solicitar al juez la declaración de quiebra) o echando por tierra el intento de desahucio del Carlos Tartiere ordenado por el Ayuntamiento para ceder las instalaciones al nuevo equipo creado.

            Junto a todas esas trabas, un durísimo golpe de transcendencia incomparable a los otros afectaría a la entidad en plena temporada. Cuando se intentaba que las cuestiones deportivas tuviesen la importancia precisa para dotar de cierta normalidad a la situación del club, el 8 de noviembre de 2003 un accidente automovilístico se cobraba la vida de ARMANDO BARBÓN, uno de los más prometedores integrantes de la plantilla que había sido de los pocos que había dado el paso al frente quedándose en la entidad por su profundo oviedismo. El objetivo del salto de categoría tenía desde ese momento a quien dedicárselo.

 
manifestación
Armando B.
 
la afición azul manifestándose por las calles de la ciudad
Armando Barbón en una de sus últimas actuaciones
 

            Lamentablemente, la obtención del primer puesto no daba derecho más que a participar en una fase de promoción de ascenso que, para mayor desgracia, estrenaba sistema, sustituyendo el de la liguilla (que parecía favorable a los intereses oviedistas al premiar la regularidad) por el de las eliminatorias directas. Se superaría la primera ronda en un enfrentamiento contra el R. Avila que quedaría marcado por el masivo desplazamiento de la afición hacia la ciudad amurallada y el espectáculo que darían los aproximadamente 4.000 aficionados que hasta allí viajaron. Pero en la definitiva, la desgracia se cebaría de nuevo con el Real Oviedo perdiendo el ascenso a manos del At. Arteixo por el valor extra de los goles marcados fuera de casa, tras empatar a 3 tantos en el cómputo final de una eliminatoria en la que los gallegos tuvieron un increíble acierto ante la portería contraria y en la que los problemas de la falta de pretemporada pasaron factura a un equipo al que se le hizo la temporada excesivamente larga. Ante nada más y nada menos que 20.127 espectadores que presenciaron el partido definitivo (creando un ambiente que nada tenía que ver con el de un partido de ascenso a 2ª "B", mucho más cercano al de un gran partido de una competición europea), el equipo azul remontó un marcador adverso en los últimos minutos del encuentro, hasta quedarse a un solo gol del objetivo. La memorable reacción de los aficionados, saltando al campo al término del encuentro para intentar consolar a todos los miembros de lo que había sido la gran familia azul, pondría punto final a una temporada inolvidable. Una hora después del término del encuentro, la gente permanecía en el estadio. El 26 de junio de 2004 sería la última de las muchas fechas de aquella mágica temporada que quedarían para el recuerdo.

 
desolación
banquillo
A. Rivas
 
desolación en la grada
desolación en el banquillo
los aficionados consolando
 
D. Cervero
M. Lafuente
 
las lágrimas brotaron
las escenas de dolor se sucedieron
 

            Habría que repetir travesía por los barrizales de la 3ª división a la temporada siguiente. El objetivo deportivo del ascenso (algo impensable al inicio de la campaña, cuando sólo se buscaba evitar la desaparición) se había escapado en el último instante. Pero el objetivo principal de la superviviencia se había logrado, acompañado de un resurgir de la afición y del sentimiento oviedista sin precedentes. La temporada 2003/04 quedaría marcada para siempre con letras de oro en la historia del Real Oviedo.

 
tifo
 
el tifo de Symmachiarii del último partido homenajeó a la plantilla de un año inolvidable con este lema:
"ALGÚN DÍA, TUS HIJOS Y LOS HIJOS DE TUS HIJOS PREGUNTARÁN POR ELLOS"
 
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