Y EL DERBI VOLVIÓ

            Cuando la temporada 1997/98 concluyó con el Real Oviedo conservando la categoría en 1ª división y con el Sporting de Gijón descendiendo a segunda, desde el entorno gijonés no se tardó en pedir que, a pesar de que ambos conjuntos fuesen a competir en distintas categorías, tuviesen el mismo tratamiento en base a que debía primar sobre su situación puntual en un momento dado, el hecho de que se trataba de los dos buques insignia del fútbol asturiano. El Gobierno del Principado se puso al frente de dicha petición llevándolo a rajatabla en todo lo relativo a ayudas, subvenciones y patrocinios, quedando claro cuales eran los colores que defendían sus principales dirigentes. Por otro lado también se promovió que, mediante un pacto de caballeros, los oviedistas no se aprovechasen de su situación de superioridad deportiva para captar jugadores en la cantera gijonesa de Mareo.

            Por contra, cuando en 2003 comenzó la época del barro para los azules, lejos de procederse en el mismo sentido con el equipo de la capital, por si no fuese suficiente el ataque sufrido desde el Consistorio ovetense, desde el gobierno regional se centraron todos los apoyos en el equipo rojiblanco redoblándose, desentendiéndose totalmente del conjunto carbayón. Vicente Álvarez Areces, presidente del Principado y antiguo alcalde de Gijón, aprobó en múltiples ocasiones fuertes ayudas económicas al Sporting, convirtiéndose así en su principal benefactor. Y en lo relativo al respeto a las canteras, desde el primer momento los sportinguistas se pusieron manos a la obra para reclutar de El Requexón a todos aquellos canteranos que les resultasen interesantes.

            Así pues, durante la larga travesía que sufrió el Real Oviedo alejado del fútbol profesional, duro pago que se terminó dando por bueno al haber terminado satisfactoriamente con la salvación de la entidad, desde diversas instancias se transmitía la sensación de que era el momento ideal para imponer en la región un équipo único, el rojiblanco.

            A nivel de aficiones, las continuas alusiones que a orillas del Piles se hacían sobre la desaparición del Real Oviedo, que impediría la disputa de más derbis regionales, chocaban año tras año con la tozuda realidad; y es que pese a que esa realidad era muy dura para un bando carbayón acostumbrado a enfrentarse al filial de su eterno rival y a cosechar algún que otro resultado humillante, la entidad azul seguía existiendo.

            En consecuencia, cuando por fin se retornó a la LFP y el 9 de septiembre de 2017 el Real Oviedo se presentó en el Molinón para disputar su partido de la 4ª jornada del Campeonato de Liga de 2ª división, para muchos se estaba produciendo lo que ni en sueños esperaban volver a presenciar. Como además daban por sentada la superioridad del conjunto local frente a un rival a quien habían encasillado como un adversario menor, cuando en el tramo final del choque que ganaban por 1-0, «TOCHÉ» estableció el empate que sería definitivo, su desplante mostrando a la grada el brazalete que portaba como capitán se iba a convertir en una imagen icónica que ponía fin a los años del barro. No compensaba tantas humillaciones, desprecios y abusos sufridos, pero significaba que el Real Oviedo había vuelto, y lo había hecho para quedarse y, cuando menos, competir de tú a tú con su rival regional, lo que tantos habían afirmado con júbilo que no volvería a suceder jamás.

            El derbi asturiano siguió pues celebrándose, y el círculo se cerró en el encuentro de la 2ª vuelta (2-1 con «MOSSA» como bigoleador azul), lo que iba a causar tendencia. La superioridad oviedista en los derbis celebrados tras el reencuentro se fue convirtiendo en habitual, incluso jugando sin público en las gradas por causa de la pandemia del covid-19. En el primer derbi de la historia disputado a puerta cerrada, un gol de BORJA SÁNCHEZ bastó para que los puntos viajasen desde Gijón a la capital. Y en la temporada siguiente se repitió triunfo y resultado, con JOHANNESSON como goleador esta vez.

            El caso es que quizás se fue acumulando una impotencia en el bando sportinguista que, además de transformarse en violencia cuando la expedición oviedista llegaba al estadio, terminó de estallar al concluir el partido de la máxima rivalidad que tuvo lugar en el Molinón el 16 de abril de 2022. Desde el regreso de los derbis se habían disputado 9, con un saldo de 5 victorias oviedistas, 3 empates y un solitario triunfo del Sporting, en un partido además que tuvo un polémico final al serle anulado al conjunto carbayón en los minutos finales un polémico gol que hubiese supuesto la igualada. Aquel 16 de abril el Real Oviedo volvió a vencer (suponía el tercer 0-1 consecutivo en los tres últimos derbis en el feudo gijonés) y al pitar el colegiado el final, amparándose en una supuesta provocación del guardameta azul FEMENÍAS al celebrar la victoria (se le acusó de dirigir cortes de manga a la grada cuando lo que hizo fue señalar el escudo de su camiseta), hasta 7 rivales se abalanzaron sobre él para agredirle, teniendo que salir el entrenador oviedista en su defensa para protegerle. Mientras tanto, en otra zona del campo se vivía una tangana entre futbolistas, en la que estaba presente el rojiblanco «JONY» de paisano, pues no había sido convocado y presenció el choque desde la grada.

            Las bochornosas imágenes darían la vuelta al mundo. Nunca hasta esa noche se había producido nada parecido en un derbi asturiano.